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jueves, 15 de marzo de 2012

PATRIMONIO. La deriva de un monumento.


        El caso del obelisco de Axum, nos sirve, una vez más, como ejemplo para constatar el camino autónomo que recorre toda obra de arte una vez creada. El periplo que ha recorrido el obelisco, es fruto de su propia condición cuando no está cerca la mano del hombre para cuidarlo. Nos encontramos ante una obra en donde destaca, por encima de otros, su valor simbólico-religioso; un valor que ha  sido su peor enemigo según nos muestra la historia de la obra. El obelisco sufre su primera herida durante la revuelta musulmana en el s. IV d.c., como forma de humillación hacia el mundo cristiano.
        Dieciséis siglos después Mussolini, en un delirio de grandeza, robará el obelisco. ¿Qué es lo que le motiva a llevar esto a cabo?; ¿y qué es lo que encuentra más atrayente de él? Es muy probable que fuera, sobre todo, su enorme tamaño, de manera que el obelisco probablemente le sirvió para mostrar la majestuosidad y magnificencia de su gobierno, a imitación consciente de los emperadores romanos de la Antigüedad, y en paralelismo con dictaduras basadas en el mismo lenguaje megalómano.
        Mussolini, por otro lado, lo que conseguirá mediante el desarraigo del obelisco de Etiopía y la posterior incorporación en Roma, es transformar el valor simbólico original del monumento y otorgarle un sentido nuevo, el de trofeo de guerra. Enlazando con los valores sobre los que teoriza Alois Rieghl, el valor rememorativo o representativo de la obra puede cambiar; para el reino de Ezana es un monumento funerario, pero para los italianos se trata de un triunfo bélico.
        Ha permanecido más de medio siglo en una zona céntrica de Roma, sin embargo, ¿para qué cantidad de italianos representa algunos de los valores mencionados?. Realmente para muy pocos, siendo para la mayoría un monumento más. Es la codicia y el complejo de gobiernos mediocres lo que hace que esta obra no haya vuelto a su lugar de origen.
        El azar de la vida hará que un rayo le genere una nueva herida al obelisco ; un hecho que borra de la memoria todos los valores otorgados por el gobierno italiano y, de repente, el único valor que se le atribuye es el de ser una carga. Su restitución y colocación en la ciudad santa de Axum le devolverá al obelisco su valor representativo e histórico originales y, con el paso del tiempo, se borrará su imagen de mera “piedra alta”, tal como se había acostumbrado a ver en estas últimas seis décadas.


PATRIMONIO. El obelisco de Axum.


   1.  CLASIFICACIÓN  Y  CONTEXTUALIZACIÓN
                La ciudad de Axum fue la antigua capital de Abisinia. Al norte, cerca de la frontera con Eritrea, fue entre el siglo III a.C. y IV d.C. el centro de la región, capital de un poderoso imperio y antigua ciudad sagrada copta, convertida hoy en una pobre aldea de pastores. Abisinia, en el África oriental y limitada al Oeste por Sudán, al Sur por Kenia y al Este por Somalia, dominó en el siglo VII a.C. por poco tiempo a Egipto y hoy es la actual Etiopía.
        El obelisco de Axum es la mayor de un conjunto de seis estelas funerarias, las mal llamadas “obeliscos”, realizadas en torno al siglo IV d.C. sobre las tumbas de los reyes axumitas cuando el reino de Axum bajo el emperador Ezana, se convierte al cristianismo. Se trata de una columna de granito que pesa unas 180 toneladas y mide 24 metros de altura.
        La estela de Axum evoca el ascenso del alma al cielo. En su parte superior aparece representado el símbolo del sol-luna, mientras que en la superficie restante cuenta con una decoración de carácter geométrico que emula numerosas figuras de puertas y ventanas. Toda esta decoración se vincula con la religión que existía en Axum anterior a la llegada del cristianismo, una religión cósmica: Beher (la tierra); Astar (la luz celeste); Meder (el agua) y Mahrem (dios “invencible ante el enemigo”).
        En Axum se elevan unas 100 “estelas de pisos”. Aún no se ha aclarado si estos monolitos están inspirados en los obeliscos egipcios pero los ornamentos que figuran en ellos evocan las altas casas, con varios pisos, del sur de Arabia; una influencia posible debido a las relaciones que mantuvo Axum, en la época en que se constituyeron estas estelas con la otra orilla del Mar Rojo.
        El imperio etíope, conocido desde la más alta Antigüedad, logró extender sus dominios por la península Arábiga. Era una encrucijada de culturas y, en un principio, en Axum reinaba un ambiente de culto politeísta. Sin embargo, se cuenta que en el siglo IV d.C. el barco de un tal Meropio de Tiro, del sur del Líbano, al regreso de su intento por llegar a las Indias, fue atacado al aproximarse a un puerto en el Mar Rojo. Meropio murió, pero los dos jóvenes parientes que lo acompañaban fueron llevados ante el rey de Axum. El mayor, Frumencio, se convirtió en el tesorero y consejero del rey Elle Aeda y también en el tutor de sus hijos. Frumencio educó a Ezana, uno de los hijos del rey, en la nueva religión cristiana y marchó años después a Alejandría, hablando al patriarca Atanasio de las buenas disposiciones de la familia real de Axum para acoger el cristianismo. Atanasio, finalmente, consagró a Frumencio como obispo de la Iglesia de Axum y éste bautizó al rey y a toda la familia real.
        Esta conversión al cristianismo en el siglo IV coincide con un período de ampliación territorial para el imperio y con una prosperidad económica de Axum, hasta el punto de que será considerada, junto a Persia, Bizancio y Roma, una de las cuatro metrópolis del mundo antiguo.
        A lo largo de la historia de Etiopía, nos encontramos con un sin fin de enfrentamientos causados, especialmente, por motivos religiosos o étnicos. El islamismo penetrará en el país y sus consecuencias para el arte serán nefastas: destruyó  muchas iglesias cristianas primitivas.
        Por otra parte, como consecuencia de una revuelta musulmana en el siglo XVI, el obelisco de Axum, sufrirá graves deterioros, siendo incluso derribado. Europa se interesó muy pronto por Etiopía como un centro más del arte cristiano en África y ya en el siglo XV Portugal manda varias expediciones a la zona. Además Portugal ayudará a Etiopía frente a las invasiones o revueltas mahometanas. Estas buenas relaciones con Portugal duraron hasta el siglo XVII, cesando con la expulsión de los jesuitas y de los misioneros portugueses, tras lo cual Europa se desinteresó de Etiopía.
        En el arte abisinio destaca el trabajo de la miniatura sobre pergamino y la orfebrería (joyas, cruces de oro y objetos litúrgicos). Éstos se caracterizan por la plasmación reiterativa y simétrica de motivos decorativos de carácter geométrico y en espirales. El arte copto egipcio ha esparcido sus motivos por el mundo y Etiopía ha sido objeto en los últimos 200 años de un saqueo constante por ejércitos, misioneros y turistas, que se han apoderado de miles de objetos de culto, estatuas, máscaras, ornamentos o trajes tradicionales. Gran parte de estas reliquias están en museos y centros culturales extranjeros y cerca de 3000 manuscritos etíopes se encuentran entre las colecciones de instituciones internacionales.
        El obelisco de Axum es un ejemplo del refinamiento de la cultura abisinia, realizado por los coptos, y por ello el símbolo más importante de la cultura etíope para los etíopes cristianos. Además no sólo es uno de los monumentos más representativos de Etiopía, sino también de todo el conjunto del patrimonio cultural africano.

   2.  EL  EXPOLIO  DE  MUSSOLINI
         El obelisco de Axum fue robado a Etiopía y transportado a Italia en 1937, fecha en la que concluye el conflicto bélico (1935-1937) entre los dos países, del cual saldría Italia como vencedora. Por entonces, el régimen fascista de Mussolini se encontraba el poder y lo traslada a Roma como botín o trofeo de guerra. Su intención era la de conmemorar la aventura de Mussolini en África, un episodio que costó la vida a unos 150.000 civiles etíopes.
        El hecho de robar de Etiopía el obelisco se puede entender como una manera de hacer propaganda de su poder frente a otras potencias: señal de triunfo y símbolo fascista.
        Sin embargo, hay que mencionar que el ejército italiano que pisa Etiopía se encuentra con una imagen del obelisco bastante dañada, debido a una rebelión musulmana que tuvo lugar en el siglo XVI, cuyo resultado fue el derribo y la fragmentación del monumento en varios bloques. Este lamentable hecho, por otra parte, les facilitó el trabajo a las fuerzas italianas, a la hora de organizar el traslado de la colosal obra a Italia. Los fragmentos de la misma, fueron transportados en sus camiones militares y después en barcos.
        Una vez que las piezas se encontraron en Roma, los restauradores italianos se pusieron manos a la obra y le dieron al obelisco un tratamiento irreversible, que lo marcará para el resto de su existencia. Unieron todos los fragmentos del monumento mediante barras de hierro colocadas en su interior para darle estabilidad al conjunto.
        El monumento fue colocado en la Plaza de Porta Capena, a unos pasos del Coliseo, el Circo Máximo y junto a la actual sede central de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que durante el régimen fascista fue la sede de su Ministerio de Colonias.
        Pero si bien parecía apreciarse que el obelisco gozaba de buena salud en su nuevo hogar, en mayo del 2002, sufrió nuevamente un daño que le costaría el desprendimiento de parte de la zona superior, a causa de un rayo durante una tempestad. Este accidente lo hizo aún más frágil, ya que se desprendió gran parte de su decoración geométrica superficial, lo que condujo a que dichas piezas fueran trasladadas inmediatamente al Instituto de Restauración en Roma donde serían recompuestas. Por otro lado, para evitar que las demás partes se desprendieran, aseguraron, provisionalmente, la parte superior del obelisco con cuerdas atadas a su alrededor.

   3.  LA  DIMENSIÓN  POLÍTICA - DIPLOMÁTICA  DEL  OBELISCO  HASTA  2002
                   Debido, como ya hemos señalado, a los intereses imperialistas italianos durante el régimen fascista, en 1937 es trasladado el obelisco desde Etiopía. En esta ciudad en un sentido, social y político, el monumento presidirá la fachada del Ministerio de Colonias y emparentará a Mussolini con los antiguos emperadores romanos.
        Transcurridos diez años desde esta acción expoliadora del régimen fascista, va a establecerse en el artículo treinta y siete de la firma del tratado de paz entre Italia y Etiopía, la devolución de todo el botín de guerra etíope en menos de dieciocho meses.
        Finalmente, esta disposición no tuvo efecto, pero debido a la continua presión por parte del gobierno del país africano, se logró la firma de un nuevo pacto en 1956. Éste pretendía el cumplimiento de todos los puntos acordados en el tratado anterior que habían sido incumplidos.
        Tras ir este tratado, nuevamente, al cajón de los olvidos, casi veinte años después, en  1997 se volverá a firmar un nuevo acuerdo para la devolución del obelisco. Este último pacto fue fruto, no sólo de la presión diplomática, sino que además, ayudó a propiciarlo, la labor ejercida por un comité etíope que se creó para propiciar el traslado del obelisco. Dicho comité ha puesto en marcha la recogida de miles de firmas a lo largo del mundo y, ha solicitado la mediación de la UNESCO. La llegada del problema a este organismo internacional, asimismo, ha suscitado el apoyo a Etiopía de otros países africanos como Egipto, país con el mayor porcentaje de patrimonio cultural fuera de sus fronteras.
        Esta presión para la devolución de un monumento etíope, tiene su único precedente en 1970 con la repatriación del “León de Judá” que se encontraba en la entrada de la estación ferroviaria de Roma.
        En relación a situación diplomática de 1997, es importante señalar la visita oficial del entonces presidente italiano Luigi Scalfano a Etiopía, que servirá para que se disponga, definitivamente, la firma de entrega del monumento ese año y, además, se apruebe una aportación económica de aproximadamente 120 millones de pesetas, necesaria para  realizar las operaciones de traslado del obelisco.
        A raíz de estas resoluciones gubernamentales, surge en Italia un movimiento de oposición a la devolución. Estará encabezado por el propio subsecretario de cultura y crítico de arte, Vittorio Sgarbi, quien va a declarar: “Axum está en zona de guerra y allí la obra estaría en peligro”. A él se le suman diversos exponentes del partido ultra conservador italiano: Alleanza Nacionale, quienes afirman que el obelisco integra desde hace décadas el paisaje urbano de la Ciudad Eterna, al igual que otros monumentos foráneos traídos para embellecerla durante la época del Imperio Romano o por los Papas.
        Para mayor ofensiva, han llegado a plantear, puesto que Etiopía es uno de los países más pobres de África, cambiar el importe del transporte por ayuda humanitaria.
        Todas estas ideas planteadas por un sector italiano, probablemente influyeron para que, por tercera vez, el gobierno de Italia, no cumpliera sus compromisos. Así pues, el obelisco quedó en Roma y  parece ser que hubo que esperar hasta el 2002, en que fue alcanzado por el rayo, para que la situación cambiase. 
           
   4.  LA  DEVOLUCIÓN  DEL  OBELISCO  Y  SUS  CONSECUENCIAS
        Como hemos visto, Etiopía lleva ya más de medio siglo reclamando al gobierno italiano la devolución de su obelisco. Ante la "tomadura de pelo" de su antigua metrópoli, han llegado a recurrir a la UNESCO y al propio Vaticano.
        En junio del 2002, con motivo del Día Mundial de la Alimentación, celebrado en la sede de la FAO, el Primer Ministro etíope, Meles Zenawi, aprovechó para recordarle al mundo que el obelisco que se hallaba en la esquina de dicha institución era suyo.
        En mayo del 2002 un fuerte rayo había descargado toda su energía sobre el obelisco, hecho  por el cual éste quedó sumamente dañado. Debido a esta circunstancia y también a la continua presión etíope que, a esas alturas, ya contaba con un eco internacional, Italia decidió permitir su devolución.
        En relación a ésta, hay que afirmar objetivamente que su traslado a Etiopía se ha visto y, es aún hoy, una operación muy peligrosa para el monumento. La razón de este alto riesgo se halla en la restauración, casi irreversible -de la que ya hablamos- realizada al monumento cuando es traído a Roma. Dicha restauración determinará que en un futuro sea casi imposible desmontar el obelisco sin causarle daños.
        Sin embargo, después de barajarse varias posibilidades, la manera más adecuada de que el monumento vuelva a Etiopía, es desmontándolo. De otra forma, su peso en bloque impediría transportarlo por vía terrestre; mientras que, por vía aérea, sólo podría trasladarse con dos aviones especiales; no obstante, la pista de aterrizaje del aeropuerto de Axum es demasiado pequeña para acoger a alguno de estos aeroplanos.
        Finalmente, se ha optado por despiezar el obelisco aprovechando las antiguas fisuras; una operación compleja que se lleva a cabo en la actualidad por varios ingenieros. Se prevé, si todo sale bien, que la obra estará en Axum en la primavera del 2004.

   5.  REFLEXIONES  SOBRE  LAS  OPINIONES  EXPUESTAS
        Pese a que, como acabamos de decir, las maniobras para su traslado ya han dado comienzo, aún continúan oyéndose las voces de oposición de un importante sector italiano (encabezado por la Alleanza Nazionale, como ya dijimos). Precisamente, acerca del debate que ha surgido en torno a este tema, nos  referiremos a continuación, ya que lo encontramos de gran interés, puesto que puede aplicarse a la noción de "patrimonio" en general.
         El subsecretario de cultura italiano y crítico de arte, Vittorio Sgarbi, se ha opuesto a devolver el obelisco, principalmente porque considera que las continuas guerras del país etíope no suponen un ambiente idóneo de conservación para el obelisco y, también, por otro lado, porque  el obelisco no superaría un traslado tan complejo ( relacionado con lo que citamos en líneas anteriores).
        La excusa de la guerra, por una parte nos parece totalmente ofensiva para Etiopía, ya que sí el país hoy en día sigue estando en guerra, se debe, precisamente, al desastre causado por años de colonización italiana. No obstante, también reconocemos que esta justificación que tuvo que ser emitida entre 1997 y el 2000, mencionando el conflicto bélico Etiopía- Eritrea, se trata de una justificación con un poso de gran verdad. Entendemos, que lo más adecuado es que el obelisco no esté en el escenario de batalla, es decir, se quede temporalmente en Italia, a fin de no correr serios peligros; sin embargo, el conflicto finalizó a finales del 2000 e Italia, entonces, lastimosamente no mostró ningún amago de devolver el robo. Tuvo que suceder el acontecimiento del rayo para que así ocurriera.
        Por otro lado, también existe la afirmación de que el monumento se conserva mejor en Italia, lo cual es muy criticable, porque la polución a la que está expuesto, va provocando un progresivo deterioro,
        En cualquier caso, aunque tuviese mayor protección en Roma, ¿tendría algún sentido tener un obelisco etíope en medio de una ciudad europea? El sector italiano que se opone a la devolución afirma rotundamente que sí, puesto que el monumento, después de tantos años, es ya un "ciudadano naturalizado". Los que piensan de este modo añaden, además, que esta situación también forma parte de la propia historia de la obra de arte y que, cambiarla, sería ir en contra de su evolución natural. Plantean que si se devuelve este monumento, sería igual de absurdo a si Francia devolviera a Italia "La Gioconda", como obra  emblemática. Nos parece que se trata de una comparación desafortunada. El propio Leonardo decidió llevarse consigo este cuadro cuando fue invitado a Francia (donde murió) por el rey Francisco I; no sucedió como en el caso del obelisco que fue expoliado, arrancado de su entorno por la fuerza y nunca llevado por voluntad del pueblo etíope, ni con la intención italiana de restaurarlo, como han sugerido algunos italianos.
        Italia ha buscado, además, otras maniobras diplomáticas, que nos resultan francamente denigrantes por su calidad de “chantaje emocional”. Nos referimos a las declaraciones del gobierno en la línea de proponer a Etiopía que acepte una especie de trueque bochornoso: a cambio de ayudarles humanitariamente con el dinero que costaría la repatriación del monumento; Etiopía debía desistir en su pretensión de ese “simple monumento”, como lo denominaron, que no daría de comer a un pueblo tan necesitado. En este sentido, volvemos a poner sobre el tapete, que si no hubiese sido por los países colonialistas como Italia, probablemente la situación del "Tercer Mundo" sería muy diferente, por lo que son inaceptable este tipo de argumentos.
        Además, consideramos que ningún pueblo debe ser privado de su legado, ya que sin él carece de identidad e historia, cosas a las que toda nación tiene derecho. El propio embajador etíope en Roma, Mengastu Holluke, así lo decía: "Es nuestra reliquia, nuestra herencia y nuestra historia. Para nosotros es inaceptable”.
        Sin embargo, visto desde la otra banda, muchos italianos temen que esta iniciativa (devolver el obelisco), pueda crear un “peligroso precedente”, ya que en Roma abundan los monumentos traídos de países como Egipto -entre ellos, además, diversos obeliscos- o Turquía y que pueden verse tentados a solicitar su extradición.
        Como conclusión, en un mundo actual tan capitalista que camina sin remedio hacia la globalización, desgraciadamente, el patrimonio de cada pueblo parece haber perdido su verdadero significado. En la actualidad, las obras de arte son un producto más dentro de este gran mercado mundial o, en el mejor de los casos, el objeto de una triste disputa política.

   6.  SITUACIÓN  ACTUAL  EN  AXUM
        En Axum, la antigua capital del país y aún hoy la ciudad santa de Etiopía, la UNESCO ha declarado patrimonio artístico de la Humanidad la zona en la que se levantó el conjunto de estelas funerarias que incluye a nuestro obelisco. Se trata de un área de importante valor arqueológico que, es de suponer que en teoría, contará en un futuro con la protección de la UNESCO a la hora de su preservación y conservación; una protección que, ateniéndonos a los tratados internacionales de conservación patrimonial, intentaría respetarse en el supuesto de que resurgieran las hostilidades entre Etiopía y Eritrea, unos conflictos que acabaron a fines del 2000.
        Junto a la amenaza de un nuevo estallido de guerra, el principal problema que sufre el país es la hambruna y la sequía. Según un estudio realizado por la ONU, Etiopía se encuentra entre los países más pobres del mundo. Ante este desolador panorama, es lógico pensar en que exista una carencia económica a la hora de realizar labores de protección patrimonial. Nos gustaría suponer que a partir del reconocimiento por parte de la UNESCO del “Parque Arqueológico de Axum”, este organismo internacional cederá a Etiopía las ayudas económicas precisas.

                                                                         
 Autoras/es:
                     Juan Carlos Padrón
                     J. Arminda Arteta Viotti
                     Héctor Cano Fumero
                     Germán F. Rodríguez Cabrera
                     Eva Rodríguez Mateos
                     Silvia Santos Díaz
                     Laura Sanz Sáez
  











  

ARQUITECTURA. Sede principal Caja Canarias S/C Tenerife

Situada en el centro comercial tradicional de la ciudad, el proyecto realizado por los arquitectos Francisco Artengo, José A. Domínguez Anadón y Carlos Schwartz, viene a satisfacer las necesidades de la entidad, en  momentos en la que ésta se encontraba en pleno proceso de transformación interno, con el objetivo de subirse al vertiginoso tren de la modernidad.  
Solidez, contenida majestuosidad, ritmo y proporción clásica en sus huecos, rigurosa geometría ordenadora -de espacios y volúmenes-, empleo de materiales nobles y la buena ejecución de sus acabados, son aspectos que aún dotan a la obra de personalidad propia y carácter autónomo, dentro de la heterogénea y libre expresividad del posmodernismo.
 Aunque la parcela es rectangular, la geometría en planta del edificio rompe esta forma original. Se disponen entrantes –atrios de acceso que funcionan como continuación del espacio público- y angulaciones en las líneas de su contorno, en las que sus formas convexas nos remiten a la proa de una nave que camina imperiosa y  segura.
 El edificio se distribuye en tres zonas diferenciadas: aparcamientos bajo rasante, en planta baja la zona  pública –sala de operaciones para clientes y espacios dedicados a actividades culturales- y oficinas y sede de la presidencia en plantas superiores. Para las oficinas se utiliza el sistema codificado por muchos arquitectos y que ya Frank Lloyd Wright en 1904 planteó en su edificio Larkin. Se trata de plantas diáfanas, los puestos de trabajo se crean a base de paneles separadores a media altura dando lugar a espacios amplios y agradables. A destacar el eje longitudinal de comunicación a modo de galería que atraviesa el edificio poniendo en contacto visual los tres accesos al edificio y que sirve como elemento para iluminación de los interiores.
 Su adaptación a la trama urbana, da lugar a un diseño que consta de dos volúmenes. El más bajo se proyecta hacia al calle de La Luna en consonancia con la altura de las edificaciones existentes, y otro alto formado por la torre, se proyecta hacia calle Norte de fachadas más altas. A ambos, se les imprime un tratamiento clásico en cuanto al ritmo y proporción de sus ventanas, creando  tensión entre las  formas clásicas y los materiales modernos (aluminio y vidrio). Sus fachadas se recubren con aplacado de piedra de Tindaya dotando al edificio de unicidad y atractivo.
 También el interior se cubre con esta piedra y se combina con otras zonas, en donde la madera de diversas tonalidades dispuestas a modo de franjas, crean espacios muy confortables -sala de conferencias-. Son diseños de interiores inspirados en la sezession vienesa (léase Otto Wagner, Olbrich, Joseph Hoffman, etc.). En  las puertas de acceso a los atrios se ve la presencia del diseñador británico Mackintosh vinculado al espíritu nuevo del cambio de siglo. Además de esta decoración sobria y exquisita, la sede cuenta con numerosas obras plásticas de artistas canarios, situadas en puntos estratégicos que se reparten por los distintos espacios del edificio.
Todas estas referencias tienen como resultado el ejemplo de una arquitectura culta, que se sumerge en otras arquitecturas del pasado pero ejecutado a su vez con un lenguaje actualizado. Este edificio atiende muy bien a los atributos de la arquitectura: forma, función y ejecución. Algo que tiende a desaparecer de la memoria de numerosos arquitectos, en favor de los gritos expresivos, proyectando todos los esfuerzos exclusivamente en la imagen del edificio. A diferencia de otros edificios, éste envejece aumentando la intensidad de sus cualidades añadiendo un valor cultural a la trama urbana.